lunes, 4 de agosto de 2008

Imagine mil veces y...

Allí estaba él, sentado con sus amigos tras el maravilloso concierto que habían hecho. Y allí estaba yo, pagando un hotel que ni en mis mejores momentos me podría volver a permitir, sólo por poder verle cerca, más de cerca. Observaba cada sonrisa, cada gesto sin poder quitarle la vista de encima. En algún momento él sintió mi mirada...alzó la vista y me miró con el azul increible de sus ojos. Su pelo oscuro y medio rizado, sin un corte específico

Allí estaba él, sentado con sus amigos tras el maravilloso concierto que habían hecho.

Y allí estaba yo, pagando un hotel que ni en mis mejores momentos me podría volver a permitir, sólo por poder verle cerca, más de cerca.

Observaba cada sonrisa, cada gesto sin poder quitarle la vista de encima. En algún momento él sintió mi mirada...alzó la vista y me miró con el azul increible de sus ojos. Su pelo oscuro y medio rizado, sin un corte específico, esa barba de 3 dias ...le daba un aire más sexy de lo que yo ya estaba acostumbrada a ver... en fotos, escenarios, videos. Un escalofrio de deseo recorrió todo mi cuerpo, y entonces él me sonrió, alzo su copa de vino blanco e hizo un brindis conmigo. Yo sonreí, aquello era un sueño y no queria despertar.

Sus amigos se levantaron, era hora de ir a cenar. Fueron saliendo del lugar, rodeados de fans como yo, deseosos de una foto o un autógrafo, una sonrisa... pero yo estaba inmovil, era incapaz de levantarme y acercarme a él, que se había quedado allí apurando el último trago de su copa. Debía acercarme, para eso había ido pero mi cuerpo no respondia a mi cerebro.

Ows se levantó finalmente y al pasar por mi lado murmuro:

- Esperame, solo cenar y regresamos.- guiño un ojo de mirada dulce.

Y allí me quede yo, más paralizada todavía. ¿Me lo había dicho a mi? Observé con disimulo a mi alrededor, allí ya no quedaba nadie, los que quedaban se habían ido tras él.

¿ Debía subir a cambiarme? No, porque tal vez sólo se estaba riendo de mí, otra fan tonta. Mil dudas acudieron a mi cabeza, me levante y fuí a los servicios. Allí me observe, pelo cobrizo y ondulado, peinado para la ocasión, buen maquillaje, un vestido a la ultima moda con un buen escote, siempre me gusto mi pecho, era hermoso y voluptoso y subida en aquellas sandalias me sentia muy cómoda, femenina, arrebatadoramente femenina. Pero él seguramente no había podido verme bien, tan solo la cara entre la gente.

Por algún extraño motivo me quede allí pensando que tal vez estaba haciendo el mayor ridículo de mi vida... pero no podía irme sin saber que habría pasado.

Pasaron dos largas horas y ya había decidido irme en 5 minutos cuando se abrió la puerta del hall y apareció él. Se masajeo el pelo y entró, en ese instante pense, "tierra tragame". Al verme sonrió ampliamente, y supe que aquellas palabras si eran para mí.

-¿Me dejas invitarte a una copa?- Sexo me preguntó acercándose.

Sonreí feliz, una y mil copas. No queria que se rompiera ese momento.

Tomamos esa copa, hablando como si nos conocieramos de toda la vida.Tras una hora me dijo:

- No pienses mal pero la gente estará a punto de llegar y no me gustaria que nos molestasen, estoy muy agusto contigo.

-Comprendo... ha sido un placer...gracias por la oportunidad que me has dado de conocerte un poquito.

-No, no, no me has entendido, no quiero irme sintí. Podíamos subir a mi cuarto y seguir allí charlando. Palabra- alzo su mano a modo de promesa.

- Pero...- a esas alturas yo era ya la mujer más feliz del mundo y ahora iba a subir con él.- Claro que si, pero que sepas que no es algo que yo haga normalmente.

Fue increible pero lo cierto es que en el ascensor nos quedamos mudos, era la planta 11 y alli estabamos los dos callados pero mirándonos intensamente. Yo notaba que el pulso se me aceleraba cada vez más, me notaba como sofocada, casi me faltaba aire.

-Eres muy bonita- dijo él cuando las puertas se abrieron- Increiblemente bonita.

Acarició mi espalda al dejarme salir, fue como si un rayo me atravesara entera, note que de repente estaba mojada, muuuy mojada.

Su habitación era amplia con un mini saloncito, nada que ver con la mia standard.

Pidió que subieran un buen vino espumoso.

-Ponte cómoda, quitate las sandalias, descalza te veras igual de sexy.

Subieron el vino y me sirvió en una copa, él mismo decidio quitarme las sandalias, el tacto de sus manos casi me hacían gemir de placer, notaba como se me endurecían los pezones poco a poco, él me acarició una pierna:

- No puedo faltar a mi palabra...

- Si, si que puedes porque yo no recuerdo que la dieras- dije casi gimiendo desesperada.

Subió casi con mimo por mi pierna acariciándola, bajo mi vestido, yo pensaba que iba a tener un orgasmo allí sin necesidad de nada más, tenía que tranquilizarme. Había soñado mil veces con un momento asi pero aquello superaba con creces mi imaginación.

Al llegar a mis braguitas sólo introdujo un dedo:

-hummmm, estás muy mojadita, me encanta- decía al tiempo que rozaba mi floreciente clítoris, con cuidado me quito las braguitas y me subió el vestido, comenzo a lamerme el coñito, subcionando de vez en cuando el clitoris mientras yo a estas alturas jodeaba como una perra.

Se levanto, para quitarse la camisa negra ajustada dejando ver su cuerpo perfectamente definido, era perfecto.

Me arrodille para quitarle yo misma el pantalon, junto con el boxer. Allí estaba mi más ansiado tesoro, hermosa, latiente y grande. Una verga erguida y orgullosa, que mamé con maestria poniendola más, y mas gorda. Me deseaba, ¡¡él me deseaba!!

No pudimos aguantar más, me cogio en volandas y yo abrace su cuerpo con mis piernas mientras él me dejaba caer con delicadeza sobre su polla, que entró limpiamente gracias a lo lubricada que yo estaba, gemí al sentirle dentro por primera vez.

Aquello duro unos minutos, hasta que me llevo hasta el cuarto. Me quito de esa postura, sin poder dejar de jadear y me puso sobre la cama en cuatro, allí en esa posición me volvio a lamer el coñito con maestria, yo no pude más y me corrí en su boca.

- Cariño...esto acaba de empezar- me dijo mientras me penetraba desde atras, una y otra vez, embistiendo cada vez más fuerte mientras gemíamos- Dios que ricooo.

La noche fue muuy larga y seguire...otro día.

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